Partiendo de la base de que la manipulación de alimentos es y será siempre una asignatura obligatoria en todo lo que tiene que ver con preparación de comida a nivel colectivo, restauración, escuelas, y también a nivel de hogar particular, en estos momentos más críticos, cuando todos hemos entendido que los microbios y los virus están ahí, sin poder verlos, y destructivos como ellos solos, nos asalta la preocupación sobre cómo no infectarnos y asegurar la inocuidad de la comida.

En primer lugar, quiero explicaros que este virus en concreto, que ha hecho saltar las alarmas, se trasmite principalmente por gotas de exhalación que contienen el virus, procedente de una persona infectada, bien al toser, estornudar, suspirar o silbar, a una superficie o a otra persona. De ahí que estemos confinados (algunos confitados), y tengamos que mantener una distancia de seguridad de más de 1 metro entre nosotros. Es la primera medida y más efectiva. Pero como el mundo no es perfecto y nosotros tampoco (no lo intentéis, que quien mucho abarca poco aprieta), tenemos que tomar más medidas aún.

Llevar mascarilla, por ejemplo, no es tan útil si no la usamos bien. En un escenario perfecto, donde todos sabemos si estamos infectados o no, lo ideal es proteger al prójimo usando mascarilla si estás infectado, y si no lo estás, no usar mascarilla, pero sí mantener distancia de seguridad.  Pero como ya sabemos que esto no es así, debemos usar mascarilla, tapando bien la nariz, boca y barbilla, y tocándola solamente por las sujeciones de las orejas para ponerla y quitarla, sin tocar la parte de dentro ni de fuera. Así es como de verdad nos protegemos y protegemos a los demás.

El uso de guantes. Menudo debate. Este material sí lo usamos más normalmente y, aun así, no sabemos. Crea falsa seguridad y, al igual que con la mascarilla, puede ser contraproducente usarlos.

Si vamos a manipular algo que los demás puedan tocar, como envases en una tienda, el carro de la compra, el mostrador de la carnicería, la manilla de una puerta, y tú no tienes la posibilidad de desinfectar, debes usar guantes. Pero estos guantes no pueden ir a tocar cosas que tú sí puedes desinfectar posteriormente, como tu coche, como tu ropa, como tus llaves. Tampoco debes tocar tu cara, ni los ojos, ni rascarte la nariz, ni tocar la mascarilla, y si tienes que hacerlo, siempre desinfectas antes o desechas el guante. Y esto es normativa general que debería estar impreso a fuego en la mente de todos.

Pero he deciros que es muy poco probable que te infectes por tus llaves o tu ropa. Es más normal que te infectes por contacto estrecho con otras personas infectadas. Así que invierte energía en mantener unas normas claras y no tanto en desinfectar moneda por moneda, donde la cantidad de virus que pueda haber en ellas es tan baja que la probabilidad de infección cae drásticamente.

🦠 ¿Qué ocurre con los alimentos?

A ellos no llega el virus si todos lo hacemos bien. Pero como me dijo una vez una buena amiga, si tu brazo mide 1 metro y la puerta está a 3… no puedes abrir la puerta. Viene a decir que nosotros podemos controlar nuestro comportamiento, por responsabilidad individual, pero no el de los demás. Así que sí tenemos que tomar ciertas precauciones en casa con nuestros alimentos. Es decir, el alimento no es una fuente de contagio del virus, porque los virus no son como las bacterias o los hongos, que están presentes de manera natural en el alimento. No son seres vivos. Pueden caer en una naranja, pero no se multiplican. Así que vamos a tratar la manipulación de los alimentos como medidas generales de higiene de manipulación.

Cuando llegues con la compra a tu casa, usa “la zona sucia” de tu hogar para dejar las bolsas con la compra, (si usas bolsas reutilizables, después deberás desinfectarlas). Quítate la ropa y los zapatos. Lávate las manos.

Puedes tener un preparado de agua con lejía y una bayeta limpia. La dilución de lejia  es al 5%, por cada 980 ml de agua, añadimos 20 ml de lejía. O dos cucharadas de lejía y rellenar hasta completar un litro.

¡Cuidado!

No mezcles la lejía con otros productos de limpieza. Por mucho añadir no acumulas efecto desinfectante. Cuidado con usar otros productos como amoniaco, alcohol o cítricos. Agua y lejía. Simplemente. Y el agua fría. Ya hay más intoxicados por productos químicos que en todo el año anterior. Seamos conscientes que los productos están para protegernos, no por “más” es “mejor”. Es más peligroso hacer cosas mal, que no desinfectar los tarros.

Puedes desinfectar aquellas cosas que estén envasadas, como tarros de cristal, o envases de cartón que no puedas tirar. Eso sí, deshecha lo que puedas, como cartones o envoltorios insulsos. De esta forma, de paso, vas valorando la cantidad de plásticos que ya antes usamos sin necesidad. Esta medida de desinfección de tarros es opcional. Es más útil que hayas usado bien tus guantes o tu mascarilla, que te laves las manos y que no estornudes encima de los alimentos. No es necesario desinfectar aquellos alimentos que no traen envoltorio, como la fruta o como cualquier alimento fresco. Sería peor la intoxicación por lejía que la cantidad de virus que puedan contener.

En cuanto a la manipulación de alimentos a la hora de cocinar (y esto es recomendación general para eliminar la carga microbiana y vírica, SIEMPRE, TODOS LOS DÍAS DE NUESTA VIDA):

  • Si quieres desinfectar con lejía verduras u hortalizas que no vayas a cocinar con calor, puedes usar una dilución de 1 cucharadita de lejía (apta para uso alimentario) por 5 litros de agua, o también puedes lavar a chorro esos alimentos.
  • Lava tus manos constantemente. Si manipulas un alimento crudo, lávate después.
  • No mezcles instrumental de cortado o preparado entre alimentos crudos, ni entre alimentos que no vas a cocinar.
  • Para descongelar un alimento que después vas a cocinar, como carne o pescado, o cualquier guiso sobrante de otro día que vas a calentar en una olla, siempre debes descongelar el producto, dentro de la nevera a 4ºC. No lo dejes a temperatura ambiente, pues a 22-23ºC (Tª de tu cocina), y el agua disponible que va haciéndose líquida durante el descongelado, las bacterias crecen que da gusto verlas. Alimentos que se pueden cocinar congelados, como verduras, no requieren descongelación previa. Y el pan, al ser un alimento seco por naturaleza, podrás descongelarlo a Tª ambiente sin problema.
  • Al cocinar, con el calor, eliminamos la mayor carga microbiológica del alimento. A partir de 65ºC pocos “bichos” se atreven a sobrevivir, y menos a reproducirse, por lo que la carga infecciosa disminuye notablemente. Recuerda, hay más riesgo de infección por bacterias procedentes de alimentos crudos, de contaminación cruzada entre utensilios, entre alimentos cocinados y crudos, que por cualquier virus.

🦠 ¿Cuándo podemos infectarnos por un alimento cocinado?

Cuando ha sido mal manipulado después de su cocinado, bien por la higiene de la persona que manipula, bien por la técnica de manipulado: no hay lavado de manos, mezclamos la comida con productos crudos, usamos instrumental sin lavar, o se ha dejado sin refrigerar el alimento, o sí ha sido refrigerado, pero permanece en la nevera más de 2 o 3 días… Recuerda, todas estas recomendaciones son universales para todos los alimentos, sin virus covid-19, también.

Tenemos una oportunidad estupenda para pensar, estar calmados y hacer las cosas bien. Y de paso, mantener estos hábitos de manipulación de alimentos para siempre, ya sea en casa, o en restauración colectiva, (para que dejen de emitir programas de televisión con cocinas más guarras que una pocilga). Es hora de desterrar viejas y malas costumbres. Es hora de aprender. De la vida, de la naturaleza. Para no creernos únicos e imprescindibles, que no lo somos.

Imagen de portada: vector de Salud creado por freepik – www.freepik.es

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