El objetivo de mi «experimento»…

Como explicaba en mi post introductorio, a través de diferentes ejemplos quiero reflejar la realidad de mucha gente, con exceso de peso o sin él, pero con trabajo por hacer de autocontrol. Cuando alguien es consciente de que no sabe parar y ve el problema, se tiende a querer salir de él sin esfuerzo o con excesiva prisa. ¡No hay nada peor que sentirnos como marionetas en manos de la comida!

Hay que pensar que el autocontrol no significa privación. Por ejemplo, la paciente del caso III se priva en muchas ocasiones y es fuerte, aguanta bastantes días, pero no le puede durar mucho más, porque en el fondo se está privando. Si, por el contrario, fuera más flexible, pero tuviera más control sobre sus actos, no le daría tanta importancia y no se sentiría castigada continuamente.

Como decía Séneca: “La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo”. Porque si te convences de que necesitas dulce o chuches para ser feliz, en realidad has dejado de ser libre. Sin disciplina, no hay libertad, y solo cuando puedas tomar tus propias decisiones sin ser esclavo de tu mente, tendrás el manejo suficiente para llevar una vida plena y saludable.

Os enseño un ejemplo de una paciente, con la que hemos tenido que trabajar la mesura.

Vamos a llamar a esta paciente, Casandra. Así, de novela de tele.

La propuesta vino después de que me asegurara que era incapaz de comer una cosa dulce y ya. Que no sabía controlarse y que prefería no comer nada con tal de no caer en el error de NO PODER PARAR. Por tanto, “vamos a demostrarte que sí”, le dije, “vas a comprar un pastel, el que quieras, no muy grande, y lo vas a llevar a casa. Lo guardas en el frigo y esperas varios días, todos los que puedas, para comerlo. Cuando decidas comerlo, piensa bien tus motivos, observa si de verdad lo haces porque quieres o porque no puedes resistirte. Además, prueba a no comerlo entero, déjate para otro día. Y me vas contando.”

Esa misma tarde me envió la foto.

A los pocos días recibo el siguiente mensaje:

Casandra: Comienza el tercer día y aquí sigue… 😅

 

Helena: 💪💪💪💪💪. Como te veo fuerte, cuando decidas comértelo, mira a ver si eres capaz de comer la mitad y volver a dejar algo, o compartirlo con alguien.

 

Casandra: Jopé… 😂😂

 

Helena: Si decides comerlo, y te lo comes todo no pasa nada, solo que lo pienses y decidas. Lo estás haciendo muy bien.

Esa misma tarde:

Casandra: ¡Hasta aquí ha llegado el pastel! Esta tarde lo he compartido con mis dos hijos. Ya me daba pena que se pusiese duro o se estropease. 😅😜

 

Helena: ¿Esa es la porción que has comido?, ¿el resto a tus hijos?

 

Casandra: Sí, ese ha sido mi trozo😊

 

Helena: ¿Cómo te has sentido al compartirlo?

 

Casandra: Muy bien, así nos ha estado súper rico😃👍🏻

 

Helena: vale, ahora, observa cómo te sientes, ¿te apetece más?

 

Casandra: Eso estaba pensando. La verdad es que no tengo ganas de más. De un té sí, pero no de más dulce. ¡Estoy contenta! 😅

 

Helena: Qué bien, bébete esa infusión, por supuesto. ¿Cómo has tomado la decisión de comerlo? ¿no podías más?

 

Casandra: No, la verdad es que me daba la sensación de que se estaba quedando reseco (era un borracho, súper blandito), y de hecho la nata ya estaba durilla. Así que si esperaba a mañana podía estar menos apetitoso, y me ha parecido bien compartirlo con mis 2 fieras en la merienda.

 

Helena: ¿Serías capaz de ir a por otro pastel ahora, y no comerlo?

 

Casandra: Por supuesto que sí. Desde ayer tengo en el mueble de la cocina donuts y croissants con chocolate y no me están llamando para nada la atención. Además, el pastel muy rico, pero me ha sentado regular, tengo el estómago pesado… Por eso estoy aún más contenta y orgullosa de no tener ganas de comer el dulce🙃

 

Helena: Muy bien, ¿ves como sí eres capaz de controlarte? nunca más vuelvas a dudar de ti en ese aspecto, todo el mundo es capaz de controlar lo que come, solo debe tener claro qué es lo que quiere y cuál es su límite. Es muy normal sentir pesadez por estos alimentos, así es como te hacían sentir antes, pero no lo apreciabas porque te podía el pensamiento saboteador de: tú no puedes controlarte, esto es superior a ti. Ves que ya no, así que enhorabuena, hasta aquí la lección de hoy.

 

Casandra: 😃👍🏻

Como podéis observar en nuestra conversación, Casandra, fue capaz de compartir un pastel pequeño y darse cuenta de que no quería más, que no lo necesitaba y que se lo comió porque estaba ahí y se ponía malo. Ella siempre me decía que compraba dulces para sus hijos (sigue haciéndolo) y se los comía ella. Ahora se va dando cuenta que compraba dulces con la excusa de tener dos fieras, para comérselos ella. El siguiente paso será que no compre dulces para nadie, pero esa es otra lección.

 

Sobre el experimento…

  • Consulta aquí las premisas iniciales.
  • Consulta aquí el caso II.
  • Consulta aquí el caso III.
  • Consulta aquí el caso IV.
  • Consulta aquí el caso V.
Ir al contenido